miércoles, 5 de noviembre de 2014

Herman Hollerith (Jiménez Soberanis Daniela Jocelyn)

 
 
HERMAN HOLLERITH Herman Hollerith nació en Buffalo, Nueva York, nació el 29 de febrero de 1860, hijo de padres alemanes inmigrantes debido al turbio estado de Alemania en esa época. En 1970 se trasladan a Nueva York, donde entraría en la escuela pública. Donde aun siendo un niño brillante, tuvo muchos problemas en el colegio debido a su mala pronunciación, lo que llevo a apartarse de la escuela y contratar un profesor privado que le tutorase. Entró en el “City College of New York” en 1875 y se graduó de la “Columbia University School of Mines” en 1879. Al año siguiente empezó a trabajar como ingeniero de minas mientras vivía en Manhattan. En 1890 Terminó el doctorado. Al cabo de un tiempo se mudo a Washington DC donde residió hasta su muerte y donde montó una fábrica. Fue el creador de la máquina tabuladora que se basaba en tarjetas perforadas y la lógica de Boole. Era un sistema de almacenamiento basado en una cinta de papel. Esta cinta se dividía en campos marcados con tinta que contenían información booleanas. Una vez grabada la información podría ser leída mediante un sistema electromagnético, con el consiguiente ahorro de tiempo. La máquina creada se usó para tabular el censo de Estados Unidos y el proceso tardó unos dos años y medio. Hollerith creó Tabulating Machine Company. Ésta junto a la fusión de otras 2 empresas es la actual IBM.
 
 
 Pronto fue llamado por su ex-profesor William Trowbridge para trabajar en Washingtown, para la oficina del censo de EEUU donde se encargaría de la elaboración de un informe sobre el uso del vapor y el agua. Allí conoció al Dr. Shaw Billings. Allí fue donde ocurrió la conversación entre Billings y Herman, donde Billings sugirió que debía de haber una forma para hacer más sencillo o automatizar el proceso de tabular la población. Herman, entusiasmado ante la idea empezó a diseñarla, nunca dejando de dar crédito de la idea a Billings. En 1882, dejó la oficina del censo cuando Francis Walker, quien conoció en la oficina, fue nombrado presidente del MIT, y éste invitó a Herman a trabajar de instructor en Ingeniería Mecánica. A pesar de haber sido considerado muy buen profesor, solo estuvo un año, tras el cual entro a trabajar en la Oficina de Patentes. El periodo que estuvo en la Oficina de patentes le ayudo a aprender todo lo que necesitaba para patentar, e incluso lo suficiente como para establecerse como “Experto y Asesor Legal de Patentes” de forma independiente. Mientras estuvo en el MIT, fue trabajando en la máquina. Empezó intentando que la entrada de datos fueran unas tiras de papel perforadas, sin mucho éxito debido al material. Pero en un viaje en ferrocarril se fijó que, para evitar pasajes falsos y robos, la compañía de ferrocarriles codificaba los datos del individuo en un lado del pasaje, si tenía el pelo corto, largo, color del pelo, nariz grande pequeña, etc. maravillado ante la idea empezó a trabajar en la codificación en tarjetas perforadas y un procesador de clasificación basado en el telar de Joseph Marie Jacquard. Con los fondos que obtuvo como asesor legal consiguió crear sus primeras partes de la máquina, y con las palabras de aliento que recibió de la oficina del censo tras presentarlas y la ayuda financiera de parte de sus cuñados con 2.500$ Hollerith registró su primera patente. Luego vino una época de mala racha, perdió la financiación de sus cuñados y por mucho que pedía a su familia nadie le dio dinero para poder continuar en su máquina, hecho que le distanció de su familia casi permanentemente. Entro a trabajar para su primo, Henry Fled, que presidía una empresa de ferrocarriles encargada de promocionar los frenos de presión de vapor inventados por John F. Mallinckrodt. Hollerith inventó y patentó unos frenos electromecánicos, probados mejores que los otros, pero debido a que los otros eran más comunes y a la necesidad de estandarización de los ferrocarriles fue apartado del mercado con facilidad. Mallinckrodt se ofreció a comprarle sus patentes, pero el orgullo de Hollerith no le dejo vendérselos pensando que pronto se arrastrarían a él con una mayor suma, cosa que nunca ocurrió. A pesar de todo, el mismo año que patentó los frenos electromecánicos se casó con Flora Ferguson, con quien encontró felicidad aunque no muy duradera. Flora murió de Tifoidea al año siguiente, cosa que marcó a Hollerith convirtiéndole un fanático de la comida al pensar que estando sano y bien alimentado sería la mejor manera de combatir enfermedades, por lo que se volvió bastante robusto hacia el final de su vida. En 1887 acaba su primera máquina y comienza a probarla en el Departamento de Salud de Baltimore con gran éxito, tras lo cual patentó la perforadora de tarjetas y la ordenadora, que clasificaba la información en base a cierto criterio dado. Con esto comenzó una racha de buena suerte, que continuaría en New Jersey, La Oficina del Cirujano General del Departamento de Guerra en 1888, la exhibición en Berlín y París y el contrato para la Oficina de Salud de New York. También presentó su máquina en la Universidad de Columbia, donde le sirvió de tesis doctoral y convertirla en patente. Continuando la racha de buena suerte, su amigo Robert P. Porter fue nombrado como superintendente para el nuevo censo de 1890, y éste lo primero que hizo fue nombrar un consejo de tres grandes estadistas para ver cómo mejorar el proceso del censo. Éste consejo estaba presidido por el Dr. Billings, el mismo que infundió la idea a Hollerith. Se creó un concurso cuyos tres finalistas fueron la máquina de Hollerith y otras dos más. Tras el examen la de Hollerith fue la clara ganadora. El censo de 1990 se terminó en el mismo año que empezó, en apenas tres meses consiguieron tabular la información de 56 millones de personas. Esto extendió la fama de Hollerith y sus máquinas por todo el mundo, le compraron máquinas para los censos de 1891 de Canadá, Noruega y Austria, y las empresas de ferrocarriles empezaron a usarla en cuando añadió la posibilidad de una operación de suma para calcular tasas. En 1896 decidió establecer la compañía que se dedicaría a esta máquina, así fundó la Tabulating Machine Company, tuvo el monopolio durante algunos años, pero viendo sus capacidades de mercado la competencia no se hizo derogar. Para el censo de 1900 cobró mucho más de lo que habría costado hacerlo a mano, y el gobierno, un poco mosqueado, decidió intentar crear su propia máquina sorteando las patentes de Hollerith para el siguiente censo. En 1906 Hollerith añadió a su máquina un panel de control, lo que la convirtió en una máquina capaz de hacer varios trabajos sin necesidad de reconstruirla. Éste paso se dice que fue uno de los primeros hacia la programación. Para 1910 la Oficina del Censo de EEUU ya tenía preparada su propia máquina, pero no se sabe porqué se dejó la patente de esta a James Powers, quien pronto crearía su propia compañía y desbancaría del monopolio a Hollerith. Esto, acompañado de una serie de fallos en sus máquinas para las ferroviarias evitando que estas quisieran continuar sus contratos, le llevó a fusionarse con otras compañías para sobrevivir. El fruto de esta fusión fue la Computing Tabulating Recording Company, donde permaneció de asesor hasta que se retiró en 1921. El 17 de Noviembre de 1929 muere de un infarto al corazón.
 
 

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